"La Sombra y la Llama"

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"La Sombra y la Llama"

Andrés caminaba como un fantasma. Desde el día en que encontró a su mejor amigo en la cama con Laura —la mujer que decía amarlo— su vida se volvió un eco amargo. No podía dormir sin escuchar su risa traicionera, ni mirar un espejo sin ver los ojos de un hombre roto.

Una noche, al cruzarse con ese "amigo" en un bar, la rabia fue más fuerte que la razón. Lo atacó. Golpes, gritos, sangre. Cuando por fin llegaron los policías, Andrés tenía los nudillos partidos y el corazón en ruinas.

Tres meses en prisión preventiva. Nada más. Pero para él fueron una eternidad.

Compartía celda con un hombre mayor llamado Salvador. Canoso, tatuado, de voz suave. No hablaba mucho, pero una noche, cuando Andrés rompió a llorar en silencio, él simplemente dijo:

—¿Quieres que te cuente cómo perdí a mi hijo?

Andrés, confundido, asintió.

—Tenía 17 años. Era rebelde, como fui yo a su edad. Discutimos. Le grité cosas que ningún padre debería decir. Él salió de casa, furioso. No regresó. Lo atropellaron esa misma noche. Murió en el acto. —Salvador hizo una pausa, y luego añadió—: Pasé años atrapado en ese momento. Repetía cada palabra, cada grito. No comía, no dormía. Hasta que un día soñé con él. Me abrazaba y me decía: "Papá, no te quedes allá. Yo no estoy ahí. Yo estoy en tu hoy."

Andrés lo miró, sin saber qué decir.

—Tu dolor es real, hijo. Te fallaron. Pero si sigues viviendo allá… ese momento te va a tragar entero. No eres ese golpe. No eres esa traición. Eres lo que haces ahora, después de todo.

Esa noche, Andrés no lloró. Solo pensó. Pensó hasta el amanecer.

Cuando salió de prisión, no buscó venganza. Buscó trabajo. Buscó libros. Ayuda. Se tatuó una palabra en el antebrazo: "Ahora". Para recordarse que el pasado no puede tocar lo que eliges construir hoy.

Y cada vez que alguien le preguntaba por esa cicatriz en el alma, sonreía, agradecido de haber tenido a Salvador como celda y faro:

—Me enseñó que algunos hombres no encuentran la libertad al salir… sino al mirar hacia adelante.



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