"El eco de lo que fui"

 



"El eco de lo que fui"

Lucas tenía 37 años y una vida marcada por proyectos a medio hacer. Soñaba con ser escritor, luego músico, luego chef, y después… nada. Se cansó de soñar. Después de cada fracaso, fue dejando una parte de sí en el camino, hasta que un día simplemente dejó de imaginar. Vivía en una pequeña habitación alquilada, trabajaba en un depósito descargando cajas y pasaba los fines de semana durmiendo o viendo series que ya no le emocionaban.

Un martes cualquiera, una vieja profesora de secundaria, la señora Bruguera, lo reconoció mientras hacía las compras. Lo saludó con entusiasmo. “Lucas, ¿aún escribes?”
Él sonrió con cortesía. “No. Eso ya no es para mí.”

Ella lo miró con una mezcla de dulzura y firmeza. “¿Sabías que cuando eras mi alumno, tu cuento El mundo dentro de la pecera hizo llorar al director? Él fingió que era por alergia, pero no lo fue.”

Lucas no supo qué decir. Hacía años que no pensaba en ese cuento. Esa noche, revolvió su armario y encontró una vieja libreta con ideas a medio escribir. No por nostalgia, sino por una chispa rara: curiosidad.

Esa chispa se volvió hábito. Escribía todos los días, no para publicar, sino para reencontrarse. Al cabo de un año, compartió una historia en un foro en línea. Le respondieron con entusiasmo. Una editorial pequeña lo contactó. Publicó su primer libro a los 39. Luego dio charlas en escuelas, incluyendo la suya.

Un día, parado frente a un grupo de adolescentes inquietos, dijo:
“Yo fracasé muchas veces. De hecho, fracasé hasta que dejé de imaginar. Pero vivir sin imaginar… eso sí que fue el verdadero fracaso.”

Y así, Lucas encontró un futuro que ya no soñaba, pero que se construyó al decidir mirar hacia adelante una vez más.



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