"Después del número 14"

"Después del número 14"

Camila vivía en el departamento 14 del segundo piso. Cada día, al salir del trabajo, subía las escaleras con sus auriculares puestos, con la seguridad rutinaria de quien cree que la vida, aunque gris, es predecible.

Pero esa noche, a los 26 años, un desconocido la empujó al entrar. Fue rápido, brutal, devastador.

No gritó. No pudo. No sabía cómo.

Durante meses, lo único que podía hacer era ducharse. A veces, cuatro veces al día. Se sentaba en la bañera y frotaba su piel como si pudiera arrancarse el recuerdo. Pero no era el cuerpo lo que sentía sucio; era el alma.

Y lo peor no fue el dolor. Fue la culpa.
"¿Por qué no cerré mejor la puerta? ¿Por qué no grité? ¿Por qué llevaba falda?"

Se repitió esas preguntas como un mantra oscuro. Rechazó a su familia, se mudó sin dejar dirección y vivió como un fantasma. No lloraba. No hablaba. No soñaba.

Hasta que un día, en una estación de tren, vio a una mujer con una cicatriz parecida a la suya, en la mirada más que en el cuerpo. Iba de la mano con una niña. Reían. Y por un instante fugaz, Camila sintió algo casi olvidado: posibilidad.

Esa noche escribió solo una frase en su diario:

"Ninguna cantidad de culpa cambiará lo que me hicieron. Pero toda la compasión que me niegue hoy decidirá quién seré mañana."

Fue un comienzo.

Empezó terapia. Lenta, como abrir una puerta que chirría. Aprendió que la culpa no le pertenecía. Que la pregunta nunca fue por qué no escapó, sino por qué alguien decidió destruir algo tan sagrado como su seguridad.

Años después, volvió a visitar el edificio del departamento 14. No para quedarse. Solo para mirar la puerta, tocar la baranda, y decir en voz baja:

—Sobreviví.

Hoy Camila da charlas en centros comunitarios. No cuenta detalles. No necesita. Basta con que alguien la escuche decir:
"No eres lo que te hicieron. Eres lo que decides construir después."

Y en su muñeca lleva una pequeña pulsera con catorce cuentas de madera. No para recordar el lugar del horror, sino para honrar el punto exacto donde empezó a reconstruirse.


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